Navidad 2009
¡Piedad!, exclamó. Horrenda aparición, ¿por qué me atormentas? ¡Materialista!, replicó el fantasma. ¿Crees o no crees en mí? Sí, sí, dijo Scrooge. Por fuerza. Pero ¿por qué los espíritus deambulan por la tierra y por qué tienen que aparecerse a mí?
Está ordenado para cada uno de los hombres que el espíritu que habita en él se acerque a sus congéneres humanos y se mueva con ellos a lo largo y a lo ancho; y si ese espíritu no lo hace en vida, será condenado a hacerlo tras la muerte.
Quedará sentenciado a vagar por el mundo ‑¡ay de mí! y ser testigo de situaciones en las que ahora no puede participar, aunque en vida debió haberlo hecho para procurar felicidad.
El espectro volvió a lanzar otro alarido, sacudió la cadena y retorció con desesperación sus manos espectrales.
El espectro volvió a lanzar otro alarido, sacudió la cadena y retorció con desesperación sus manos espectrales.
Estás encadenado, dijo Scrooge tembloroso. Cuéntame por qué.
Arrastro la cadena que en vida me forjé, repuso el fantasma. Yo la hice, eslabón a eslabón, yarda a yarda; por mi propia voluntad me la ceñí y por mi propia voluntad la llevo. ¿Te resulta extraño el modelo?
Charles Dickens
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