Mi querido Alvaro

Ya sabes que es un tópico decir que el tiempo vuela o que a partir de una edad va más deprisa el paso de los días y los años. Si, lo es, pero es real y universal al parecer. A mi me pasa.

Tengo cincuenta y cinco... y hace cuatro días celebraba los cuarenta. Yo me siento igual, en serio. No me siento mal pero he de reconocer que aumenta en mi interior un entrecortado congojo que me da un poco, cada día más, de miedo. Pienso más a menudo que me acerco a ese momento que empiezan a aparecer dolencias y enfermedades. Cuando me acuesto hago un examen rápido de mi cuerpo, a ver que puede fallar y luego intento dormir sabiendo que es imposible predecir si voy a despertar, si mañana me encontraré mal.

Últimamente supe que mi tensión arterial estaba alta y ahora me medico. Tomo dos pastillas en las comidas. Pero por lo demás bien. He vuelto a hacer ejercicio matutino y una dieta suave. Había llegado a pesar noventa y siete kilos mal distribuidos.

Cuanto me queda para encontrarme contigo no lo sé, pero es menos que cuando te marchaste y cuando me despiste habrán pasado diez años más. Todo suceso tiene su lado positivo y este también : cada vez queda menos para acabar la "maldita" hipoteca; toda una vida de relación con el maldito banco. Mi padre murió a los sesenta y cinco, tiene gracia la cosa.

Te hecho mucho de menos Alvaro.