Los idus de Agosto
Querido Alvaro:
Cuando te escribo presiento la inmortalidad porque es la mente sola sin nada corpóreo la que se libera y parece haber en el pensamiento un poder espectral que camina solo y se alza en ese cielo en el que tú estás, y me siento bien a tu lado.
Tengo un gran deseo de verte, si pudiera cogerte de la mano por una vez podrías darme la fuerza que necesito; pero por lo pronto todo lo envuelve una niebla brillante y sé que no puedo alcanzarla, sino recrearme tan sólo en los destellos de luz.
Es extraño que encuentre tan difícil escribirte y que pasen largos meses sin decidirme, pero es que las palabras están perdidas. Si las lágrimas pudiesen transcribirse, si fuesen oscuras como la tinta.
Espero que tu estés bien al recibir esta y que pienses mucho en nosotros. Aquí pasan los días lentamente supongo que por el suplicio del calor. El trece de agosto (idus) comencé las vacaciones y conseguí olvidar los malos augurios y descansar unos días.
Un beso muy fuerte mi querido Alvaro.
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