eliópolis: Madurai, la morada de los dioses.

martes, agosto 29, 2006

Madurai, la morada de los dioses.


De los miles de templos existentes en la India, quizá el más interesante sea el de Meenakshi, en Madurai. Es éste el palacio conyugal de dos de los dioses más venerados por el hinduismo: Shiva y Parvati.
1.Templo Minakshi Sundareshvara 2.Palacio Thirumalai Nayara 3.Templo Kal Alagar 4.Catedral anglicana

En el estado de Tamil Nadu, al sur de la India, rodeada por ríos pletóricos de agua en la estación monzónica pero prácticamente secos el resto del año, se levanta la fascinante Madurai, la antigua Madura edificada en el delta del río Vaigai Allí se encuentra el conjunto de templos de Meenakshi, uno de los centros de peregrinación más populares del hinduismo. Es el templo consagrado a Parvati, la mítica esposa del todopoderoso Shiva. Una antiquísima leyenda cuenta que hace más de 2500 años un labrador llamado Dhananjaya mientras cruzaba por un frondoso bosque conocido como Kadambavanam se le apareció Indra el Rey de los dioses, el que es por si mismo, al pie de un árbol de Kadamba. Corrió hasta estar en presencia del señor de aquel lugar Kulasekara Pandya y le narró su visión. El rey taló todo el bosque y en aquel lugar sagrado construyó un templo, el más grande y a su alrededor apareció una ciudad que se llamó Madhurapuri, pues sucedió que el Rey bautizó a Indra como Shiva “el que apareció” y el día en que se acabaron la construcción el mismo dios bajó para bendecir a aquella gente y dejó caer de sus cabellos gotas de néctar que bañaron la región -Madhurapuri “tierra de néctar”- y con el tiempo cambió a Madurai.

La princesa que conquistó a Shiva
En realidad el santuario está dedicado a Meenakshi, aquella que tiene los ojos en forma de pez, una de las diosas locales de la India. Lo más probable es que esta diosa se convirtiera en Parvati, esposa de Shiva, tras el triunfo del shivaísmo hindú, que se impuso a los cultos autóctonos. Este dios es uno de los tres más venerados de la India, junto con Visnú y la diosa Devi. Se dice que Shiva se habría hecho presente en la tierra bajo distintas formas humanas, animales y vegetales, estableciendo muchos santuarios locales.
Pero, sin olvidarnos del omnipresente Shiva, la protagonista en el templo de Meenakshi es Parvati. La sugestiva leyenda sobre su origen asegura que la diosa, hija de un rey de la dinastía Pandya (siglo III a.C.), nació con tres senos. El sobrante desaparecería cuando se casara con quien conociera en su peregrinación al sagrado Monte Kailash. Allí encontró a Shiva, con el que se casó en Madurai ocho años más tarde. Una imagen de la doncella con su triple pecho se venera aún en una capilla del templo, aunque cada una de las divinidades tiene su santuario independiente.

Meenakshi, un derroche de fe
La primera impresión que causa el conjunto de Meenakshi, construido entre los siglos XII y XVII, es la de vértigo. Rodeado por altos muros, sus cuatro puertas, abiertas a cada uno de los puntos cardinales, están coronadas por un gopuram, torre de forma piramidal de sesenta metros de altura, adornadas con refinamiento barroco. En total son once los gopuram del templo, desbordado de esculturas y estatuas de yeso pintadas de colores imposibles. Es sorprendente el fervor con que los fieles se lavan en las verdosas aguas del estanque de las abluciones. Una vez cumplido el rito, ofrecen a los dioses desde guirnaldas de flores a plátanos, cocos y pastelillos de arroz. Las mujeres lanzan bolas de manteca, símbolo de prosperidad y fertilidad, a una gigantesca imagen: la de la Durga, representación guerrera de Parvati. Luego se arrodillan hasta tocar la cabeza con el suelo. Algunos sanyasin (renunciantes) meditan en las cercanías en posición de loto.

La eterna noche de bodas
El momento más emocionante al finalizar el día, con el traslado del dios, que comparte la noche con su pareja. Con el templo iluminado por guirnaldas de luces, las flautas y tambores entonan la música sagrada. El dios viaja en un palanquín, invisible a los ojos de los fieles tras las cortinillas cerradas. Mientras los sacerdotes agitan grandes abanicos de plumas de pavo real, la muchedumbre sigue al cortejo entre aclamaciones delirantes.

Después los sacerdotes introducen al palanquín en el santuario de la esposa. Es el único momento posible para las miradas de adoración a Shiva. Poco más tarde las puertas de plata se cerrarán, abandonando a los dioses en el misterio de su morada.

El templo tiene una cúpula de oro a la que no se puede acceder si eres un turista... Lleno de bazares y unos cuantos elefantes en su interior, se respira mucha vida y energía en este templo. Aquí poniendo una moneda en la trompa de un elefante consigues que te bendiga de un "trompazo". Por la noche mas o menos a las 21:00 hay procesiones en las que las imágenes del templo son adornadas con guirnaldas de flores y sacadas en procesión por los alrededores del templo. Si se tiene tiempo se puede visitar el BAHARAWARAM PALACE que es un palacio del maharaja en el que por las noches hay espectáculos de luz y sonido.

0 Comments:

Publicar un comentario

<< Home

adopt your own virtual pet!