Hrand Nazariantz nació en 1880 bajo el cielo de Constantinopla, la vieja capital del Imperio Otomano, donde su padre había sido exiliado por defender la independencia armenia. Nazariantz se crió entonces en tierras lejanas y mutilado de sus orígenes.
El poeta vivió su exilio con pasión. Más tarde refugiado en Europa, como muchos kurdos y otras minorías otomanas, la herida siguió abierta. Luego se instaló en Italia, fue perseguido por el fascismo y en 1951 publicó el manifiesto del
Graal. Murió en Bari en 1966.
Nazariantz es un poeta lírico que arde al tacto. Es el poeta Cósmico. La tradición poética armenia lo inunda, junto a un cierto nacionalismo romántico de principios de siglo y de exaltación patriótica.El pueblo armenio en su historia vivió grandes tragedias. Fueron aplastados por los mongoles en el siglo XIII, luego deshechos por innumerables terremotos e invasiones turcas.
En ese sentido, la influencia más fuerte de Nazariantz es Nahabed Kutchak, quien desde el siglo XVI hasta hoy, ha sido el primero de un pueblo exiliado.Armenia vivió además uno de los genocidios más crudos del siglo veinte. El Imperio Otomano se caía a pedazos. Sus dirigentes turcos ahogaban en sangre todo intento de independencia. Ante la ola de nacionalismo armenio, masacraron a un millón y medio de personas durante la primera guerra mundial. El recuerdo sigue vivo y se adhiere a las iglesias. Por esos años, poetas como Varoujan, Sevak, Siamanto, fueron asesinados en Estambul.
Sin embargo el ímpetu de Nazariantz no se resume al exilio. Sus versos son una profusión constante de misticismo lírico y amor universal. Como se lee en los poemas aquí adjuntos, Nazariantz alcanza grandes vuelos poéticos.Por la vía de los grandes textos vanguardistas, en 1951 proclamó el manifesto del Graal. Allí, numerosos escritores italianos y franceses declararon su fe en la poesía en cuanto religión y modo de vida. Creían en el rol del poeta como mensajero hacia una comunión fraterna.Nazariantz dirá que la poesía es "la copa que se eleva al cielo para recoger las lágrimas de las noches y la sangre de la aurora divina". El arte marca el gran ritmo del hombre y el Cosmos, la unidad de la creación.En el libro El gran canto de la tragedia cósmica se siente con todo su peso el ocultismo simbolista. Es evidente la influencia del simbolismo francés en la obra de Nazariantz, como en muchos contemporáneos. Nazariantz había participado en la
escuela simbolista de Estambul en su juventud. La teosofía y la masonería estuvieron muy ligadas a las élites creadoras, sobre todo en Italia. Por su influencia, legaron un ideal de fraternidad universal, con un prisma religioso e iluminado.
Oh, qué triste es morir en el destierro
Cuando el alma se ausenta
Por caminos desiertos.
Oh, qué triste es morir en el destierro
Cuando fiebre y cansancio
Nos dejaron rendidos.
En el atardecer, sobre las viejas
Calles está lloviendo.
Con su llanto
La lluvia azota, azota los cristales
Y el corazón castiga.
Hermano mío :
Triste y terrible cosa,
Retornar a las sombras de la muerte
Cuando se gime en los caminos
Amarga contemplarcon nuestros ojos húmedos, los ojos
Incinmovibles de la negra Muerte,
Y sentir cómo el alma languidece
Para acabar con tal languidecer.
Qué triste, hermano mío, partir solo
Cuando en la sombra el
Mal nos acomete.
Llueve...
Muere la tarde : y con su llanto
La lluvia azota, azota los cristales.
Oh, qué triste es morir en el destierro.
Yo pienso en el morir de los poetas
Yo pienso en el morir de los poetas
Allá en lejana tierra abandonados.
Pienso en sus almas anhelantes, como
La brisa que aletea en el ocaso.
Pienso en su dulce y grave palidez,
Su palidez tardía, que en el velo
Flotante de sus ojos agoniza.
Pienso en el tenue, voluptuoso aliento
Que se desprende de sus labios lívidos
Por el deseo, pétales de escarcha
Sobre el recio cristal del infinito.
Mater dolorosa
Sé que me esperas, madre, allá a lo lejos,
Envuelta en tu tristeza vigilante.
Sé que me esperas, madre, acongojada,
Vertiendo la pureza de tu llanto
En las urnas sagradas del dolor.
Fragmento del XII° motivo del"Gran canto de la tragedia cósmica"
Oh, Elegida! Es necesario Para ascender al futuro, Futuro gozoso y florido, Destruir y aniquilar Desde el fondo de nuestras desventuras El trágico sigilo del silencio. La palabra sagrada y efusiva Inicia el grande Ritmo de encantamientos.
¡Oh, Elegida!
Tú has sido
Reclamada por la alegría humana,
Virgen bendita, amada entra las vírgenes.
Al igual que una lámpara viva
Me descubres el mundo
De los cementerios fríos
Donde se remecen los callados.
En los altares arde
La llama de las estrellas.
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